lunes, 7 de febrero de 2011

DESFOGATE

1 de septiembre de 1998, las tropas parisinas, ocupan el norte de mi casa; en la planta baja, atrincherados por más de 90 días, sufren, lamentablemente, los nacionalsocialistas.

El desfile de cadáveres es inminente, ni una idea ni la otra, dominan mi hogar, sin embargo, ríos de sangre se deslizan por la barandilla.

De pronto, un nuevo adversario ocupa la escena. Los nihilistas, al fuerte grito de la nada y con la alegre apatía como lanza, echan a todos los demás y dejan mi mente ocupada por la única idea de la no existencia y el suicidio.

Un saludo, Bratiscota.

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